La noche del domingo 25 de mayo de 2020 los músicos venezolanos recibimos una de las peores noticias: el gran músico Jorge Spiteri, quien influenció al menos a dos generaciones, había fallecido debido a un cáncer.
Desde hace cinco años, tocaba los miércoles y jueves -y a veces los viernes- en Juan Sebastián Bar, junto a la leyenda de la guitarra, Álvaro Falcón, y al bajista Adrián Tuesta. Unas noches eran de blues, otras de jazz, y otras de lo que saliera en el momento. Spiteri dejaba el corazón cada noche, ponía una sonrisa en el público y se iba a su casa, feliz de hacer felices a los demás. Adrián, amigo de esta casa, se abrió con nosotros vía telefónica, y nos relató cómo era estar al lado de Spiteri, y lo que significa que ya no esté con nosotros.
“No es fácil. Aunque uno está advertido, la noticia nunca sienta bien. Uno siempre tiene la esperanza de que lo malo pase y mejore, pero… Me alegro de que Jorge estaba tranquilo y rodeado de su familia en North Carolina (…).
Yo crecí en los últimos cinco años con Jorge, más que en toda mi carrera musical. No sólo como músico sino como arreglista, compositor ¡como todo! Sólo viéndolo a él cómo trabajaba (…).
Jorge veía e identificaba talentos. Y creía en el que uno tenía aunque tú no lo vieras. Ese fue mi caso. Yo nunca cantaba y él me dijo “¡pero si tú cantas! Tienes buena voz, eres afinado…”. Y así empezamos a trabajar en coros. Y para alguien que no ha cantado -como yo-, y lo pones a cantar coros armonizados, es difícil. Pero lo supimos lograr y así fuimos.
Cuando Carlos Moreán falleció [en octubre de 2017], lega el día en que hay que hacerle un tributo. Sus amigos deciden reunirse y hacerle el homenaje en la sala del Centro Cultural del BOD. Íbamos a ensayar a casa de Jorge, a montar los temas, y tal y qué se yo, y todo iba fino hasta que un día – faltaba menos de una semana para el toque- Jorge me dice: “tú vas a cantar Si estás triste”. Yo le dije ¿Qué? ¿Los coros, no? Y me dijo “no, no, no… Tú vas a cantar la canción” ¡Para mí fue el terror! Yo iba del ensayo para la casa y de la casa para el ensayo, y empezaba a cantar la letra de la canción una y otra vez. Porque lo que uno menos quiere hacer es embarrarla en el tributo a un artista tan emblemático como Carlos Moreán.
Llega el día del toque, y yo ahí tocando con Jorge todos los temas. Hasta que llega el momento en que tengo que cantar, y me acuerdo clarito: volteo a verlo, Jorge me da la seña, y apenas empiezo a cantar escucho a toda la audiencia del BOD, incluyendo familia, amigos cercanos, prensa, ¡la sala entera! coreando el tema conmigo [suspiro]. Y yo lo único que pensaba era “¡no vayas a cambiar ni una sola letra!”. Al final lo logré, canté el tema y salió todo fino. Después se me acercó Jorge y me dijo “¡ves, lo lograste! No sé cuál era tu stress…”.
Ese era uno de los mayores méritos de Jorge: ver el talento oculto en las personas, y te alentaba a que cultivaras ese talento que no sabías que tenías, pero que él veía en ti. Ese fue mi caso.
Una de las últimas cosas que yo hablaba con Jorge era que salir a tocar, a hacer versiones, ajá, es chévere, pero le insistía “Jorge, tú deberías tocar tus temas propios”. Hay una entrevista por ahí donde le comentaron lo mismo, y él respondió que sus canciones son complejas y no creía que a la gente le gustaran. Esa inseguridad seguro le venía de haber lidiado con las disqueras de los 80 y 90, que lo que querían era que sacaras un hit record según lo que estaba sonando en la radio.
Y fíjate, justo el día que se fue, casualmente me levanté y me acordé que tenía grabados unos temas que estuvimos montando en su casa. Uno de ellos se llama “Temporal”, y la canción decía:
“Todo es temporal
Nada sigue igual
El cambio es natural”
Imagínate, qué más apropiado que eso”.
Jorge Spiteri, 1951 – 2020