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Comando especial 2: cuando el humor decide parodiarse

Por Luis Bond

En el cine existe una suerte de axioma que dice que cualquier acción que se repita tendrá la mitad de su impacto original en el espectador. Una regla que aprendimos en el colegio de manera sencilla: chiste repetido sabe a podrido. Por eso las segundas partes de las comedias tienden a ser más complicadas que las secuelas de otros géneros como la acción o el terror. Siempre podrán haber más explosiones o sustos, ¿pero cómo puedes hacer reír más? Por ser la comedia el género absoluto (no acepta medias tintas: una película te da risa o no) es difícil poder planificar cómo hacer que el espectador disfrute una secuela tanto como su precuela. Secretamente, el público desea revivir ciertos chistes, pero también espera ser sorprendido con algo nuevo. Un ejemplo contemporáneo de esto puede ser Hangover: la primera entrega fue genial, la segunda hizo lo mismo que su precuela y no fue tan buena, la tercera, al separarse por completo de sus predecesoras, terminó siendo la más floja de las tres. ¿Si no se puede repetir el chiste ni cambiar demasiado la trama, qué debe tener una buena secuela en este género? La respuesta es alcanzada por Comando especial 2 (22 Jump Street), un film que decide hacerle frente a su predecesora auto parodiándose y, al mismo tiempo, llevando las cosas hacia una nueva dirección, transformándose en una de las mejores secuelas del cine de comedia de los últimos tiempos.

Comando especial 2 tiene una premisa bastante parecida a su predecesora: Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum) son dos policías a los que les asignan la tarea de entrar encubiertos a una universidad para desmantelar una red de narcotráfico. Al hacerse pasar por estudiantes, ambos se toman muy en serio su papel, creando vínculos afectivos con sus compañeros y dejando la investigación policial en un segundo plano. Por si fuera poco, la dupla siempre termina peleándose por tonterías y actuando como si fuesen una pareja cualquiera, complicando las cosas a todo nivel. La diferencia radica en que esta vez los papeles se invierten: Schmidt -el aplicado- termina con el grupo de los chicos artistas y bohemios, mientras que Jenko -el fuerte y tonto- está como pez en el agua pasando el tiempo con los jugadores de fútbol americano. Al igual que su predecesora, la película es una mezcla de acción y comedia que emula las típicas duplas disparejas de policías que tanto han poblado de la historia del cine. Desde el principio sus personajes nos advierten su auto-conciencia de estar haciendo una secuela y le anuncian al espectador que le darán lo que quiere: la misma premisa, los mismos chistes, pero con el doble de dinero y acción. Algo que cumplen al pie de la letra, hasta que las cosas van tomando giros inesperados en la historia, sorprendiendo al público para destornillarlo de la risa.

Comando especial 2 triunfa, en gran parte, por el humor particular de sus directores, Phil Lord y Christopher Miller (responsables de Comando especial y de La gran aventura Lego) quienes repiten su trabajo con Michael Bacall (escritor de la precuela, Proyecto X y Scott Pilgrim), pero ahora sumando al equipo una nueva dupla de guionistas quienes le dan un toque fresco a la historia. Gracias a esto, la película explora su autoconciencia como secuela y se parodia a sí misma, tomándose la licencia de repetir chistes y situaciones, pero desde otros ángulos y dándole diferentes resoluciones, creando un híbrido entre lo nuevo y lo viejo que la hace estupenda. De esta forma, Comando especial 2 logró salir bien parada frente al gran fantasma de su precuela. Una vez más, Tatum y Hill rompe la liga, haciendo una de las mejores comedias del 2014 y dejando bien parado el legado de su primer trabajo. Ahora sólo resta esperar que no se quemen en una tercera entrega.

Lo mejor: La dupla entre Channing Tatum y Jonah Hill, de las mejores parejas de la comedia contemporánea. Todas las intervenciones de Ice Cube y Jillian Bell: pura acidez . Las vueltas de tuerca del guion. La secuencia de créditos finales, brutalmente honesta.

Lo malo: a veces abusan del recurso del bromance. La aparición de Rob Riggle y Dave Franco, aunque es épica, es muy cortita. El humor de esta entrega puede ser un poco menos accesible que el de su predecesora. Algunas situaciones se alargan más de la cuenta.

Veredicto: Comando especial 2 tenía una labor que parecía casi imposible y lo logró manteniendo la calidad de su predecesora. Su humor inteligente y autoparodia la transforman en algo más que una simple secuela, dotándola de personalidad propia. Al igual que su primera entrega, le doy 5/5.

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