Por Luis Bond
El cine, al igual que cualquier otra expresión artística, muchas veces no puede estar desvinculado de la política. Sea como un panfleto o como un medio para disentir, el séptimo arte está lleno de ejemplos de historias que terminan siendo un reflejo de la política mundial o de ciertos países. Esto no tiene nada de malo, para muestra la mayoría de las entregas de los premios Oscar no son más que una metáfora del termómetro político de Estados Unidos. El problema reside cuando el largometraje parece un encargo pagado por el gobierno (o los disidentes del mismo), careciendo por completo de algún valor cinematográfico y siendo tan obvios en su discurso que automáticamente generan repudio en el espectador. Elysium, lastimosamente, se pierde en este último apartado, distando mucho de ser un film de ciencia ficción para transformarse en una suerte de extensión de la campaña de Obama en pro del libre acceso a la salud.
Elysium nos presenta un futuro distópico donde los pobres viven en la Tierra y los ricos en una suerte de satélite que órbita alrededor llamado Elysium. Los menos favorecidos son la mano obrera y su principal problema, más allá de ganar una miseria, comer mal y vivir expuestos a la contaminación, es no tener acceso a la salud. Las personas que viven en Elysium son considerados ciudadanos y, además de llevar una vida llena de lujos, tienen en sus hogares unas cápsulas que curan cualquier enfermedad existente (desde cáncer hasta partes del cuerpo quemadas). Los habitantes de la tierra -que, dicho sea de paso, no son considerados ciudadanos– mueren lentamente entre la miseria y los trabajos forzosos. La historia comienza cuando Max (Matt Damon) es expuesto a una dosis de radiación mortal por un accidente laboral. Para poder sobrevivir sólo cuenta con 5 días, así que acude a Spider (Wagner Moura), un criminal peligroso, que promete llevarlo hasta Elysium para que pueda curarse. Por supuesto, la ayuda de Spider no es de gratis y pide como condición que Max secuestre a un alto funcionario de Elysium para poder transferir sus pensamientos al cerebro de Max y así tener acceso a las cuentas bancarias de la víctima. Lo que jamás se imaginará Max es que su objetivo es una persona que tiene el poder de cambiar la política de Elysium para siempre.
Contrario a lo que promete su argumento y propuesta visual, Elysium es una película bastante floja, completamente predecible. Viniendo del genio de Neill Blomkamp (creador de Sector 9, una de las grandes películas de ciencia ficción contemporáneas), termina siendo una gran decepción. Más allá de su paralelismo imposible de ocultar en pro de la política de Obama, argumentalmente hablando está plagada de clichés y su estética tiene muchas similitudes con el universo que ya Blomkamp desarrolló en su film anterior. Al final, se entierra con In Time y Oblivion, películasque tenían el potencial para ser referentes de la ciencia ficción moderna (tanto en estética como en contenido crítico) y que se diluyeron por completo. Un retroceso abismal en la carrera de este realizador.
Lo mejor: El antagonista de la película es de los mejores y más divertidos que he visto en muchísimo tiempo. Hay un par de escenas de acción muy bien logradas. Si eres fan de la ciencia ficción, la película está llena de referencias del género.
Lo peor: El desarrollo del argumento es demasiado predecible. Estéticamente hablando, carece de la originalidad de Sector 9. La música parece un rip-off deInception (y no la hace Hans Zimmer). Los gringos hablando inglés machucado.
Veredicto: Elysium es un panfleto de casi 2 horas. Dista mucho de la sutileza y originalidad de la crítica de Sector 9. Esperaba una película buena y salí decepcionado al conseguirme con una dominguera. Si Sector 9 es 5/5, Elysiumtiene 2/5.