Connect with us

Articulos

Axl: tárdate todo lo que quieras

Luego de 18 años, y un bonus de 4 horas, Guns n Roses se presentó en Venezuela con su nueva alineación.

Prev1 of 19
Use your ← → (arrow) keys to browse

Por

Por: Henrique Do Couto / @djbagre

Valió la pena esperar. No sólo estos casi 18 años, sino las 4 horas extra que hizo falta para ver apagarse las luces y escuchar el primer guitarrazo de Chinese Democracy. En Venezuela, Guns N Roses marcó el record de más horas de retraso, pero además hemos sido –hasta ahora- el único país que no le lanzó botellazos a Axl ni donde tuvo que amenazarnos con suspender el show ¿Estamos aprendiendo a comportarnos o fue sólo ilusión?

El show fue planificado para que empezara a las 9 de la noche, y justo a esa hora empezó… la rueda de prensa de Solid Show. Juan Carlos Araujo y compañía, comunicaron de manera responsable y oportuna que el avión de Axl había tenido problemas saliendo de Lima, y que no llegaría hasta las 10:00 pm, por lo que calculaban que el show no empezaría antes de las 12:30 o más. Hubo tensión entre los periodistas, pero no porque pudiese haber una revuelta entre la gente que esperaba afuera desde temprano, sino por cómo iban a regresarse cuando salieran del Poliedro a las 4 de la mañana.

La primera banda nacional fue Elektrocircus, o lo que resultaría del choque de la gandola de Def Leppard con la de Poison. En el año 1992 hubieran sido la opción lógica para abrirle a Guns, pero estamos en el 2010 ¿no? Por cierto, los únicos que tienen derecho a llamar a una canción “Chica sexy” son Los Amigos Invisibles o los cantantes de merengue que tienen bigote. Elogios aparte, fue la única banda nacional con un sonido óptimo. Y la gente les agradeció el cuero de batería autografiado que regalaron al final: si pagaron una entrada, no fue para sentarse en el piso.

Media hora más tarde, Pixel entró a reventar. Pocos son los conciertos en que vemos a Pixel con esa energía y actitud. Sabían que tenían que llegar a matar porque este no es ni su público ni su show, y sin embargo vinieron a dar lo mejor. El sonido no fue su mejor amigo, la gente tampoco: Pablo Dagnino le dedicó un “mamagüevo” a uno que le lanzó un botellazo. Terminaron sanos y salvos.

Luego de una larga espera, a la 1:07 minutos de la madrugada se apagaron las luces y se escuchó un intro instrumental semejante al de una película de terror, totalmente acorde con los colores negro y rojo de la tarima. Aún con las luces apagadas, Richard Fortus soltó los primeros acordes de Chinese Democracy y despertó a un público que esperó 18 años para volver a ver a su banda: Guns N Roses.

Le siguió Welcome To The Jungle, introducida por DJ Ashba con los primeros acordes y el Axl que todos extrañábamos gritando a su mejor estilo: Do you know where you are? Aquí empezaron dos cosas a la vez: la verdadera euforia del público al escuchar Guns del viejo, y los nervios de la banda. Antes del penúltimo coro, en el remate de la batería, Axl entró tarde y descolocó la canción, aunque los músicos lograron salvarla más adelante.

El bajo de Tommy Stinson en Its So Easy se ganó los primeros gritos del recuerdo, pero en la siguiente canción, Mr. Brownstone, volvió a pasar: un solo de guitarra que no sonó nunca, hizo que Axl reclamara –fuera del micrófono- What happens? Sin embargo, los ojos de la gente estaban puestos en él y en la nueva banda, y cualquier error podía pasar sin ser oído.

De ahí en adelante, esta banda que Axl tiene permiso de llamar Guns N Roses, pateó el Poliedro con una punta reforzada de acero. No hubo momentos bajos y altos, ni esa sensación de que el concierto decae. Todo el tiempo arriba, todo el tiempo a tope, empujando hacia adelante y haciéndote sentir que tienes que disfrutar ahora porque en la próxima canción el mundo va a acabar.

La manera de tocar Better y Sorry nos hicieron brincar 23 años en el tiempo, y entender que esta banda está hecha a la medida del nuevo Guns. Adiós rocanrol, adiós años 90, adiós Slash. El más joven de los nuevos guitarristas, Richard Fortus mostró el nuevo camino, haciendo un increíble solo, inspirado en la instrumental de James Bond, que terminó por fundirse con Live and Let Die, y un show de fuegos artificiales que explotaban con cada acorde.

De Chinese Democracy (o Chenise, como decían unas franelas que vendían afuera) también tocaron If The World y Street Of Dreams, precedida por un aplaudidísimo solo de Dizzy Reed, pellizcado de Ziggy Stardust. Estos eran los momentos que Axl aprovechaba para respirarse una botella de oxígeno entera y regresar a dejar la garganta en You Could Be Mine.

Dj Ashba, el más carismático de los tres guitarristas y el más blues de todos, tuvo su momento antes de Sweet Child O Mine con un solo de guitarra que se convirtió en canción y que toda la banda acompañó, para luego empatarla con Sweet Child O Mine.

A mitad de concierto, del centro de la tarima y detrás de la bandera de Guns, apareció un piano de cola, forrado de espejos, sobre el que Axl se sentaría a tocar unos acordes de Another Brick In The Wall que debaja cantar al público, para después introducir una de las más esperadas de la noche: November Rain. Los solos se los repartieron entre los Fortus, Ashba y Bumblefoot, dejando esta canción un escalón más arriba de lo que había quedado en 1992.

Bumblefoot, quien casi no soltó su guitarra doble con mango fretless en toda la noche, se destacó con su solo, inspirado en La Pantera Rosa, para luego caer en una versión absolutamente melancólica de Knockin On Heavens Door, más parecida a la original de Dylan y muchísimo más sentida. Tommy Stinson, el bajista, animaba a la gente a que aplaudiera tras cada uno de los solos de guitarra.

Luego de la melancolía, vino el reality check con “Nightrain” que no pudo sonar mejor porque no habían más guitarras en tarima. Fue una versión absolutamente fiel a la original, pero el estilo de los nuevos músicos hizo que atropellara a todo el mundo esa noche. Indetenible.

Vino la primera despedida en falso, pero regresaron por la calle del medio con una interpretación de Madagascar que dejó a la del disco como una balada romántica para adolescentes. Shacklers Revenge le siguió para después continuar con Patience y la canción obligatoria de todo cierre de concierto de Guns N Roses: Paradise City.

Pero no fue un final cualquiera. Además de cerrarlo a toda velocidad y con todo el peso y la potencia típica de Guns (pero a la tercera potencia), Dj Ashba terminó montado sobre uno de los andamios de sonido, y ni los técnicos lo pudieron bajar. El confetti, los fuegos artificiales, la emoción y la sensación de estar viendo algo absolutamente
increíble por segunda vez, fueron el verdadero final del concierto.

Los kilos de más que tiene Axl son kilos de magnetismo, kilos de actitud. No importa si entre un solo de guitarra y otro tenga que tomar oxígeno, con tal que a la vuelta regrese a pegar los gritos que todos queremos escuchar, si viene a capturarnos para no soltarnos más hasta el final. Que vaya y venga otra vez si quiere, con tal de que siga haciendo lo que hace. Con Axl (y con Guns en general) no hay cómo verlos de forma objetiva. O los adoras y te entregas en absoluta sumisión, o mejor hazte el ciego y cierra la boca.

Podemos esperar 4 horas más por ver a Guns. Sólo hay que ligar que no tarden 18 años más en volver.

1-Intro
2-Chinese Democracy
3-Welcome To The Jungle
4-Its So Easy
5-Mr. Brownstone
6-Better
7-Sorry
8-Richard Fortus Solo / Live And Let Die
9-If The World
10-Rocket Queen
11-Dizzy Reed Solo (Ziggy Stardust) / Street Of Dreams
12-You Could Be Mine
13-DJ Ashba Solo / Sweet Child O Mine
14-Another Brick In The Wall Pt. 1 / Axl Solo / November Rain
15-Bumblefoot Solo (Pantera Rosa) / Knockin On Heavens Door
16-Nightrain

————————————-
Encore
————————————-
17-Madagascar
18-Shacklers Revenge
19-Patience
20-Paradise City

Prev1 of 19
Use your ← → (arrow) keys to browse

Written By

Periodista radicado en Madrid.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Connect