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Crítica: Friends with Kids: cuando los mejores amigos deciden tener un hijo

Estamos en plena temporada de los Oscar y es raro que Friends with Kids (o como la reconocerán en cartelera: Plan perfecto) nos llegue con año y algo de retraso.

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Estamos en plena temporada de los Oscar y es raro que Friends with Kids (o como la reconocerán en cartelera: Plan perfecto) nos llegue con año y algo de retraso. A pesar de eso, vale la pena darle una oportunidad. Podemos enmarcarla en ese extraño género de comedias orientadas al público “adulto contemporáneo”; películas que ves sin grandes expectativas, te mantienen con una sonrisa durante su desarrollo, te sacan un par de carcajadas y tienen un par de escenas o diálogos potentes para justificar su existencia.

Friends with Kids comienza mostrándonos la vida sentimental dispareja de dos mejores amigos: Julie (Jennifer Westfeldt, quien además es la directora y guionista de la película), una mujer entrada en sus 30, sumamente dulce, que no puede vivir sin su mejor amigo Jason (Adam Scott), que es contemporáneo con ella y con quien lleva una relación de casi novios. Ambos se conocen de toda la vida, viven en el mismo edificio, se entienden, se respetan y se mueven en el mismo círculo. Eventualmente, todo el resto de sus amigos comienzan a tener hijos y ambos se dan cuenta del caos que representa para la vida en pareja el ser padres. Tanto Leslie (Maya Rudolph) y Alex (Chris O´Dowd), que viven cansados y peleando, como Missy (Kristen Wiig) y Ben (Jon Hamm) que antes tenían sexo a cada rato y ahora se odian: el día a día de todo el grupo parece trastocarse al llegar a esta nueva etapa de la vida. Por eso, Julie y Jason deciden tener un hijo siendo amigos, dividirse las responsabilidades y así cada quien pueda salir con cualquiera y no arruinar sus futuras relaciones románticas con la interacción de los niños. Lo que parece un plan perfecto, claro está, comienza a complicarse cuando ambos se dan cuenta que no se puede controlar de manera mecánica algo tan visceral como los sentimientos.

La película repite una fórmula harto conocida en el cine y que todos imaginamos en algún momento de nuestras vidas: ¿qué pasaría si estableces una relación sentimental con tu mejor amiga? El planteamiento es sencillo: se conocen, se la llevan bien, hay confianza. La vuelta de tuerca de Friends with Kids es que los mejores amigos se unen para tener un hijo solamente y olvidarse del romance. Una visión pragmática de las relaciones humanas, más o menos dibujada por la fallida No String Attached (2011) o la genial Friends with Benefits (2011), pero cambiando el sexo por la paternidad. De todas, todas, la película es heredera de la mítica Cuando Harry conoce a Sally(1989), de la que toma  su puesta en escena y sabe homenajear muy bien. Lastimosamente, no se eleva hasta el Olimpo de la comedia, pero tampoco desciende al Hades del género.

A favor: Ver a Jon Hamm fuera de Mad Men siempre es agradable. La película tiene ese aire tiernoque pocas comedias logran emular para hablar del romance. Tiene un par de escenas y diálogos dignos de atención. Es una opción relajada entre tantas cosas densas en la cartelera actual.

En contra: Comienza lento, después de la mitad es que agarra fuerza, lo malo es que ya sabemos para dónde va la película y deja de sorprendernos. Se pudo haber sacado provecho de varios gags, pero la película decide apostar por un humor más sutil lo que puede hacerla lenta por momentos. Megan Fox está casi de adorno.

Veredicto: Friends with Kids es el tipo de película que repetirán por cable los domingos, a las 3 de la tarde, y que terminas viendo después de almorzar. Puedes vivir sin ella, pero si la alcanzas en cartelera no te sentirás estafado. Funciona para ver en pareja y salir abrazados del cine, no recomendable para altas horas de la noche. Le doy 3/5.

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