Por
El pasado miércoles 4 de octubre se presentó en Caracas la agrupación que dio vida a los exitosos discos Bossa n’ Stones y Bossa n’ Stones II. ¿El nombre de la banda? No lo sabemos. Aquí la llamaron como los discos. Aunque conocemos que hicieron otras grabaciones como Bossa n’ Marley y Jazz &80’s, discos que rompieron records de ventas en las tiendas Esperanto.
A la entrada del lugar, no faltó el rotulado de alguna marca que comprara la fabulosa, original y auténtica idea de un “ambiente lounge”que reflejara todos los valores de la marca: sifrinez, sifrinez y más sifrinez, pero sofisticada. Afortunadamente les salió el tiro por la culata. No hubo sólo adecos que fueron para complacer a sus jevitas de turno mientras les aromatizaban sus implantes con servicios de whisky de 250 mil bolívares. No. Se acercaron también los abuelos con sus nietos, amas de casa, bachilleres, universitarios, uno que otro malabarista y parejas rastafaris y hippies. Después de todo, no hay que tener un BMW para tomar Solera.
Sobre el show: La primera presentación fue para “Voce e Eu… es”. Una pareja de negros (Elvis Carvallo, venezolana, encargada de voz y de percusión; y José Daltro Sardinha, carioca de nacimiento y guitarra) se dedicó a sonar de cortina musical durante aproximadamente 30 minutos, mientras la chica de Vino Tinto se ponía las bucaneras para hacer babear a unos cuántos. Los que prestaban atención a Voce e Eu, estaban tripeando a pesar del pasón que producían. Venga, que para hacer Bossa Nova no hay que sonar como un pitch en menos ocho.
Los segundos en tocar fueron Vino Tinto, agrupación formada por dos chicos y una despampanante chica, quienes sorprendieron al terminar el show con una versión en tangopop de “En un beso la vida”(Yordano), perfecta para recordar el gran karaoke que habíamos ido a ver.
Por su lado, los panitas de Bossa n Stones, todos brasileros menos la cantante y el tecladista que son argentinos (es lo que dicen), se dieron duro ante un público extasiado y lleno de expectativas, que nada tiene que ver con la calidad de la banda.
El atuendo de la agrupación fue uniforme. La chica, que canta con un traje semi espacial azul (que llegaba más arriba de las rodillas) bastante corroído por el tiempo y los conciertos y botas altas plateadas, hizo gala de su voz gimiendo todo el concierto, mientras que el resto de la banda (guitarra acústica, guitarra eléctrica, flauta dulce, batería, computadora y bajo) vestían sus disfraces de John Lennon con camisas largas y abombadas de bacterias.
Teenagers, adultos contemporáneos y abuelos hicieron su propio karaoke con el playlist que tocó la banda: “Jumpin Jack Flash”, “Under My Thumb”, “She’s So Cold”, “Beast Of Burden”, “Simpathy For The Devil”, “Angie”, “Satisfaction”, “Honky Tonk Women”, “Fool to Cry”, “Emotional Rescue”, “Out Of Time”, “Miss You”y “Let’s Spend The Night Together”. Además, aprovecharon para darle al público un poco de ganja musical con las versiones en bossa de Bob Marley: “No Woman No Cry”, “Redemption Song”, “Buffalo Soldier”.
El público, animado por su banda favorita de todos los tiempos, pidió una segunda vuelta, que se vio recompensada con un par de canciones REPETIDAS: “Let’s Spend The Night Together”y “She’s so Cold”. El karaoke con banda estaba completo.
La interpretación de los temas fue normal, con algunos pelones que pasaban desapercibidos al ver a la cantante enamorar al público con todo su carisma. El sonido estuvo sin problemas. Pero he de decirlo: cualquier cosa que salga mal pasará sin llamar atención, la gimiente tiene un efecto distractor donde nadie más y sólo ella importa.
Los de la prensa, sobre todo fotógrafos, tuvieron algunos problemas: al no tener un lugar desde donde disparar, tuvieron la dicha (o la incomodidad) de escoger cualquier lugar frente a la tarima, obstruyendo la visión del público y obteniendo las clásicas respuestas de estos a tal interferencia.
[osp]3.5[/osp]
