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Los tangueros llegaron ya

El pasado viernes 8, la reconocida agrupación Bajofondo Tango Club se presentó para una exclusiva audiencia en el Salón Naiguatá del Hotel Tamanaco. La contraparte venezolana estuvo a cargo de Dj Leo.

Por Freddy Campos

Al entrar al Hotel Tamanaco, nada más escuchar la pista se confirmaba que era Dj Leo quien abría para Bajofondo Tango Club. El tema era imposible de confundir. Sonaba el loop interminable con la instrumentación de “Billy Jean” de Michael Jackson, que siempre pone cuando las Boogie Nights entran en su punto. Su selección es impecable y hace entrar en ambiente con facilidad.

Y en este caso, el ambiente era extremadamente elegante. La onda retro del Tamanaco coincidió con la gente más emperifollada que ha ido a un evento que tenga que ver con música electrónica en lo que va de año, salvo, podríamos suponer, la más reciente visita de Ravin. Esto no es casualidad, porque ambos espectáculos fueron organizados por The Media Office. Esta empresa, encabezada por Miguel Zogbi y Camilo Provenzali, ha captado muy bien un target para prestigiosos eventos de alta factura, que ha podido llevar a cabo con éxito.

Los salones inferiores del hotel estaban transformados en un gigantesco lounge, tal como fue prometido, con una pista en el centro, frente al escenario, y el resto cubierto de puffs y mesitas.

En las barras, el estilo conceptual del evento se manifestó en los nombres de los tragos y cocteles. Naranjo y Flor, Perfume o Bajofondo, eran algunas de las bebidas disponibles, con nombres que generaban reminiscencias a los temas de la agrupación rioplatense. El show estaba a punto de comenzar.

Violín y bandoneón vs laptop y decks

Alrededor de la medianoche los integrantes de Bajofondo tomaron el escenario. Vimos a Gustavo Santaolalla, el súper productor del pop rock latinoamericano, dando brinquitos como un teenager mientras tocaba la guitarra.

A su lado, el resto de los integrantes de la agrupación: Juan Campodónico en las mezclas, Javier Casalla en el violín, Martín Ferres en el bandoneón, Gabriel Casacuberta en el bajo acústico y Verónica Loza en las visuales. Luciano Supervielle, adepto del hip hop, el downtempo y el drum n’ bass, completa el conjunto.

El violín y el bandoneón merecen mención aparte por el virtuosismo de los ejecutantes, en especial Ferres, quien dejó escuchar un sólo de bandoneón corto pero intensísimo.

El show comenzó con temas instrumentales que revelaron la versatilidad del proyecto, que no deja por fuera casi ningún genero electrónico en sus combinaciones con la música tradicional del Río de la Plata. En el intermedio, empezaron los temas con líricas de discos clásicos argentinos de tango, como es el caso de “Mi Corazón” por el “Polaco” Goyeneche, un cantante monumental del género. Verónica Loza cantó sus herméticas líneas en “Naranjo en flor”: “Primero hay que saber sufrir, después amar…, después partir”. También sonó la pista con la privilegiada voz de Adriana Varela en “Perfume”.

En un momento determinado, cerca de una decena de chicas se subió a bailar en el escenario con el tío Santaolalla, dando un toque fresco de improvisación al show.

Las visuales destacaron como un estimulante telón de fondo, de una oscuridad expresiva pocas veces vista en nuestras tierras caribeñas, tal vez más influenciadas por el norte. Imágenes de Buenos Aires, transportes colectivos, protestas, figuras históricas y hasta algunos cortes de animes japoneses acompañaban en forma sincronizada cada uno de los temas, en una paleta gris, sepia y negra.

La actuación fue corta y homogénea. Al terminar su presentación, Bajofondo abandonó el escenario dejando solamente a Campodónico como Dj solitario.

Pasada más o menos una hora, los integrantes del colectivo volvieron a las tablas para tocar nuevamente “Los tangueros”, tema instrumental que ha rotado en radios locales y que, en mi opinión, resume la esencia de la banda, aunque ellos dicen que ninguna canción les resulta emblemática.

“Los tangueros” comienza con el bandoneón, el piano y el violín en contrapunteo acústico, tocando un tango químicamente puro. Pocos segundos después entran los beats del house y en unos instantes todo se funde en una explosión que define sensorialmente quiénes son estos señores.

El “cerrador” de la noche, Luciano Supervielle, manejó los platos hasta las últimas horas de la madrugada, mientras los Bajofondos se mezclaron con la multitud para bailar, una vez culminado definitivamente su show.

Su regreso a Venezuela estaba condicionado a la respuesta que recibieran durante el show. En vista de la euforia despertada en la audiencia, no dudamos que pronto los tendremos de vuelta.

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