Por Israel Calzadilla
Un teclado envolvente que llena las expectativas da comienzo a este viaje y nos acompaña durante dos minutos para abrirle camino a una profecía innegable: Judas Priest ha vuelto. Tras el intro, titulado “Dawn of creation”, la primera probada del nuevo trabajo de los dioses del metal llega con “Prophecy”, donde la inconfundible voz de Halford nos dice “I am Nostradamus” y la odisea por el primer disco conceptual de la banda comienza.
Este esperadísimo disco cuenta con una producción que logra realzar las fastuosas y aún vigentes composiciones de la banda. Como ya todos deben saber a estas alturas, el álbum es doble y trata sobre el profeta francés del siglo XVI Michel de Nostradame, mejor conocido como Nostradamus. El disco es una ópera rock de principio a fin, con una marcada estructura tanto de concepto como musical.
Nostradamus es un álbum donde se da preferencia a los sintetizadores y las cuerdas y donde, además, los interludios juegan una parte importante en el desenvolvimiento de la historia. En éstos, Halford demuestra ser el enorme cantante que es, vocalizando en tonos medios y graves, deleitándose en cada una de las melodías extraordinarias que forman parte de cada una de las introducciones y canciones de la obra.
A Favor: “Revelations” es prueba del poderío único de esta banda inglesa y nos da fe de que vamos por buen camino. “Death” es sin duda un tema oscuro, denso y épico, muy Black Sabbath con aires incluso al tema “Lochness” que cerrara la última producción de Judas, Angel of Retribution (2005). “Lost love” es una excelente balada donde Halford se luce, su clase se deja ver. “Persecution” es una de las canciones más potentes, con un ritmo veloz y guitarras desgarrantes, mientras “Pestilente and plague” trae el toque épico que no podía faltar en una producción como esta.
Las guitarras de Downing y Tipton, como siempre, son infalibles y espléndidas. Su sonido no defrauda, sin contar con los impecables solos que ambos exhiben a lo largo del disco.
Sin duda alguna el tema más poderoso es el que lleva el nombre del disco, “Nostradamus”, con ese estribillo magnético, melódico y pegadizo que todos conocemos y amamos de la banda. “Future of Mankind” cierra este experimento de Judas de manera maravillosa y te deja con las ganas de revivir la experiencia.
En Contra: La presencia dominante de los teclados puede ser incómoda para algunos, ya que le restan un poco de agresividad al sonido de la banda. Entre los interludios y lo extenso de las canciones, Nostradamus puede ser un viaje un poco largo y denso en el que no todos decidirán quedarse hasta el final. Un disco como este se hace un poco cuesta arriba, pero resulta admirable y respetable que hayan elegido hacer este álbum cargado de ópera rock, una entrega conceptual como en su día hicieron Queensryche con “Operation Mindcrime”, Pink Floyd con “The Wall” y The Who con “Tommy” o “Quadrophenia”. Pero lo que parece más atrevido es que sea un disco doble conceptual tan “a medio tiempo” y tan cargado de temas lentos.
Otro aspecto que vale la pena mencionar es la batería de Scott Travis, la cual pasa completamente desapercibida. Si hubiesen hecho el disco con un drum machine nadie se da cuenta. Una ausencia lamentable.
Veredicto: Nostradamus es un perfecto viaje musical que narra muy bien cada uno de los capítulos de este disco conceptual. En líneas generales es un gran álbum, pero a la vez es incomparable a cualquier producto editado por Judas Priest hasta la fecha, ya que este es un capítulo completamente nuevo en el catálogo de la banda, que busca romper las fronteras que bordan su gama musical. Nostradamus es el Fantasma de la Ópera de Judas Priest.
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