Por Israel Calzadilla
Como todas las bandas visionarias, Helmet nació de la mezcla de influencias inusuales. Page Hamilton (guitarrista, cantante y fundador del grupo) se vió inspirado por bandas como Sonic Youth y Killing Joke, a lo cual le agregó los tiempos y melodías de uno de sus estilos preferidos: el jazz. De esta mezcla nace, en 1988, Helmet. Hamilton reclutó a Henry Bogdan como bajista, Peter Mengede en la segunda guitarra y John Stanier para la batería. Con su primer lanzamiento, el EP “Strip on it”, Helmet cautivó a la audiencia del momento con una producción que definió el sonido tempestuoso, denso y oscuro que los caracterizaría posteriormente.
Después de una carrera de 10 años, que incluye éxitos indiscutibles como “Give it”y “In the meantime”, colaboraciones con bandas como House Of Pain (“Just Another Victim”, para el film de 1993 “Judgment Night”), además de algunos cambios en su formación, Helmet decide disolverse en 1999. Pasados cinco años, Hamilton resuelve reagrupar la banda pero con una formación distinta. En el bajo Frank Bello (Ex-Anthrax), en la guitarra Chris Traynor (Orange 9mm, Bush) y el baterista John Tempesta (Rob Zombie, Testament).
El álbum está producido por el propio Hamilton y contó con la asistencia del productor Jay Baumgardner y el asociado de Nine Inch Nails, Charlie Clouser, logrando mezclar el vocabulario de la banda con un gran sentido armonioso.
A Favor: Parece que las cosas no han cambiado mucho en Helmet. El disco comienza con las melodías de Hamilton cruzando el pesado ritmo que compone el tema “Smart”, elaborado sobre un gran riff, muy simple y pesado, que abre el camino a canciones como “Crashing foreign cars”, de sonido convincente y dinámico, donde se aprecia el excelente trabajo de Tempesta.
Otro tema que se impone en esta producción es “Drug lord”, muy sólido y con melodías inusuales. “Speak and spell” pareciera resucitar el disco cuando se acerca hacia su final, revitalizando la energía y el concepto que definen esta producción.
En Contra: Helmet no se ha vendido, no ha madurado, ni ha cambiado su formato. Quizás estos sean algunos de los problemas de este disco. El mantener un formato fiel a través del tiempo es un arma de doble filo, porque si bien Helmet son responsables de influenciar gran parte del sonido de los 90s por su particular estilo y sonido, conservar la dimensión de la banda a este punto no parece muy seductor. “Size matters” no trae consigo ningún reto, letras interesantes o sorpresas, las canciones están construidas en base a un riff y nunca se desvían de ese camino, los tiempos no llegan a ser muy lentos o muy rápidos, dejándole el énfasis y el poder de convicción a las guitarras. Hamilton es muy conservador y conformista en la mayoría de sus ideas y en la concepción del álbum.
Veredicto: A pesar de los cambios en su formación Helmet nos trae un disco con rítmicas tensas, riffs pesados y compactos pero que no representan mayores atractivos, “Size matters” se hace más agradable cada vez que se escucha, más no cumple con las expectativas generadas por una de las bandas más importantes de la década de los 90.
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