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Entrevistas

Steven Wilson: “No me considero un buen cantante”

El líder de Porcupine Tree visitará Venezuela el próximo 15 de abril y conversa con OidosSucios.com antes de su llegada.

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Por: William Padrón/ @williampadron

A Steven Wilson no le interesan las poses. Detrás del currículum del multi-instrumentista de  44 años de edad hay una personalidad tranquila y conversadora, hasta reflexiva según lo que decida responder. El líder de Porcupine Tree ha construido un éxito dentro del mundo en sus más de 25 años de carrera. Sus colaboraciones junto a Blackfield, No-Man, Incredible Expanding Mindfuck, Bass Communion, Opeth, Continuum, Storm Corrosion, entre otros, le han dado una apertura  artística de la que dos generaciones se han visto influenciadas.

El próximo domingo 15 de Abril visitará por primera vez Venezuela en el Centro de Convenciones del Hotel Eurobuilding en Caracas, en el marco de su gira Grace For Drowning. Y también es su primera vez en Sudamérica, así que promete un concierto lleno de visuales y la garantía de dejarse llevar por la energía del público.

Es el propio Steven quien responde la llamada telefónica, sin poses, ni la parafernalia promocional que rodea a un artista internacional. Confiesa estarla esperando desde su estudio mientras escribe parte de lo que será su tercer disco solista. Revela que esta vez ha trabajado acompañado de sus músicos, algo que no había experimentado en sus anteriores entregas.

¿Ese proceso de escribir música depende del ambiente en que se encuentre?
Depende de muchos factores,  el estudio, quienes te acompañen, pero más que nada del momento. No soy el mismo que componía hace 20 años, mi proceso va cambiando. La mayoría de las ideas vienen de  diversidad de estilos y cómo los voy procesando. No sé si de alguna manera desilusiono a la gente que convive distintos ambientes.

Supongo que el haber vivido entre Tel Aviv y Londres le hizo tener esos cambios en el proceso compositivo, son diferentes países y entornos.
La verdad sí tiene sentido, no podría explicarlo de esa manera, pero es innegable que sucede. Si supieras que en Tel Aviv me sentía más seguro componiendo.

Ha tenido vinculación con bandas de Metal como Opeth  ¿Le gusta el Metal?
La verdad no me gusta, no es mi tipo de música. Mikael Åkerfeldt de Opeth, sin embargo, es uno de mis mejores amigos desde hace 10 años.

También ha trabajado con Jordan Rudess, tecladista de Dream Theater ¿Se identifica con el sonido de la banda?
Jordan estuvo en mi disco. No me gusta lo técnico que es Dream Theater, además de que su sonido es muy americano. Admiro mucho a Jordan y amo su manera de tocar el teclado, sobre todo en mi disco.

Con el tiempo la música progresiva se ha vuelto más exigente para las nuevas generaciones ¿Qué consejo le daría a los músicos de ahora?
Escuchar. La mayoría de los jóvenes no escuchan diferente tipos de música. Por ejemplo, se concentran en la técnica que olvidan guiarse por el corazón y la magia de la música. Mi consejo siempre será escuchar toda clase de música, toda la que puedas digerir y no ponerte límites o generar un método. Es lo que ha funcionado para mi… me gusta aprender de todo.

¿Es más difícil hacer temas simples y minimalistas que los que están cargados de ideas y arreglos?
Para mi lo mas importante es la melodía, incluso los arreglos vocales, sacar lo fuerte que hay allí, puede que te sorprenda, pero no busco lo complejo para satisfacerme. Lo que realmente me gusta es la personalidad, lo que llegue al corazón.

¿Cómo pondría un ejemplo de bandas con corazón y tecnicismo en lo que a progresivo se refiere?
Pink Floyd es música del corazón, en cambio Emerson Lake and Palmer no lo es. Es por eso que Pink Floyd siempre será una banda atemporal para mí. No quiere decir que yo lo tenga, insisto, me preocupa más la melodía a pesar de que esté en ese mundo de lo progresivo. El sentimiento y el ánimo es todo para mí, es por eso que realmente no entiendo a Dream Theater.

Lo que nos lleva a pensar la importancia que tiene para usted las armonías de cada tema…
Me encanta. No me considero un buen cantante, sólo trato de aproximarme a un sonido que me enganche y me haga feliz. Lo que más intento es tener una suerte de tono único que la gente pueda identificar que soy yo. Al menos me siento orgulloso de lo que he logrado.

¿Cuál es su posición sobre la manera en que se lleva el negocio de la música gracias a la tecnología?
Es muy difícil de responder eso porque creo que es muy complejo. Si no fuese por las descargas no me conocieran en Sudamérica porque mis discos no han sido lanzados en Venezuela por ejemplo. Eso me alegra. La otra parte es la forma en que la consiguen, me refiero a la calidad, no les importa que un mp3 llegue a sus oídos y suene mal, destruya el arte que uno crea y la magia. No hay nada físico, no hay portada, se pierde toda la presentación detrás del álbum cuando descargas música. El hecho de que descarguen la canción más exitosa o el sencillo, deja a un lado toda la historia y concepto de un álbum de 40 o 50 minutos. Estoy seguro que disfrutan la música, pero no del todo. Es lo más corto que puedo responder. Al final del día me siento feliz de que mi música pueda llegar a todos lados.

¿Ya le advirtieron que el público de Sudamérica es bastante enérgico y loco?
Obvio. Me dijeron sobre México específicamente, son muy apasionados. He estado viendo algunos videos de la reacción de los mexicanos en conciertos.

Puede que consiga diferentes clases de audiencia en Venezuela por su versatilidad.
Esa parece ser la tendencia.

 

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