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Wowee Zowee: Sordid Sentinels Edition – Pavement

Hay algo de culpa en mi amor por Pavement. Yo fui uno de los que descubrió esta banda después de su momento, como carambola tras escuchar el disco del debut solista de Stephen Malkmus (ex frontman de los susodichos). Miento; ya conocía a estos tipos, gracias a una de esas listas de Los 100 discos de la década, que Spin o alguna de esas revistas editaron terminando el pasado milenio. Me parecieron bien, pero realmente no les hice gran caso. _br__br_Hoy, no dejo de lamentarme por mi ceguera pasada, y por todas esas oportunidades perdidas en las que hubiese dejado a más de uno consternado y con un “¿quiénes?” en su boca, expresando su total ignorancia acerca de algo que yo conocía, mientras mi ego se nutría de satisfacción personal. Y eso tomando en cuenta que discos de Pavement había por montones en unas cuantas tiendas de la capital. Entonces, es quizás por mi imperdonable indiferencia pasada hacia ellos que ahora no dejo de encasquetárselos a cuanto amigo tengo como la joya perdida del rock alternativo de los 90s. O quizás su música alcanzó un punto de redención en mí y ahora quiero compartirlos con todos (los que los conozcan y los que no)._br__br_Pero aún si no fuera así ¿cómo no desvivirse por un trabajo tan inclasificable y sorprendente como Wowee Zowee? Lo de sorprendente ya es decir. Basta escuchar tres temas de Pavement para descubrir con incredulidad y la vez admiración la manera como Malkmus y sus asociados metían, sin pensarlo demasiado, a Sonic Youth, The Velvet Underground y The Beatles en una especie de licuadora sónica, a máxima revolución, sirviéndonos un batido musical abrasivo, estimulante y cargado de buen sabor. _br__br_Lo sabroso viene por cuenta de dos condimentos. La demencial manera en que la banda toma y lanza, sin aviso y con irrespeto total de la lógica, referencias y guiños a cualquier género popular medio emparentado con el pop y el rock -y cómo estos tipos parecen tan cómodos tocándolo- …y la voz de Malkmus. Tal y como confesó alguna vez, este tipo quizás no tenga realmente voz de cantante; “…pero le saco el mejor provecho”, decía. Y no mentía: su voz salta, revolotea, se lamenta inconsolable o grita rabiosa; sube, baja y se retuerce, pero además con tanto humor… Malkmus, más que cantar, juega; no se toma nunca demasiado en serio y prefiere burlarse de sí mismo, como para no aburrirse. _br__br_Quizás por esto Pavement siempre será de admirar, pero quizás nunca salga de ese limbo entre mega banda de culto e interesante rareza musical. Nunca serán leyenda, ni curiosidad alternativa, simplemente de esos pocos grupos con los que siempre se la pasará uno muy bien. Gracias a Dios._br__br_Si esto ya suena interesante y tentador, pensemos entonces que Wowee Zowee (editado originalmente en 1995) es a la vez, quizás lo más “rockero” y “ecléctico” que Pavement tiene en su catálogo y tendremos una idea del viaje que nos espera con la reedición de este trabajo ¿clásico?: ruido, guitarras, ritmos sorpresivos y repentinos, locura y buena vibra, sin piedad ni descanso. Puro Malkmus, puro Pavement.

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Hay algo de culpa en mi amor por Pavement. Yo fui uno de los que descubrió esta banda después de su momento, como carambola tras escuchar el disco del debut solista de Stephen Malkmus (ex frontman de los susodichos). Miento; ya conocía a estos tipos, gracias a una de esas listas de Los 100 discos de la década, que Spin o alguna de esas revistas editaron terminando el pasado milenio. Me parecieron bien, pero realmente no les hice gran caso.

Hoy, no dejo de lamentarme por mi ceguera pasada, y por todas esas oportunidades perdidas en las que hubiese dejado a más de uno consternado y con un “¿quiénes?” en su boca, expresando su total ignorancia acerca de algo que yo conocía, mientras mi ego se nutría de satisfacción personal. Y eso tomando en cuenta que discos de Pavement había por montones en unas cuantas tiendas de la capital. Entonces, es quizás por mi imperdonable indiferencia pasada hacia ellos que ahora no dejo de encasquetárselos a cuanto amigo tengo como la joya perdida del rock alternativo de los 90s. O quizás su música alcanzó un punto de redención en mí y ahora quiero compartirlos con todos (los que los conozcan y los que no).

Pero aún si no fuera así ¿cómo no desvivirse por un trabajo tan inclasificable y sorprendente como Wowee Zowee? Lo de sorprendente ya es decir. Basta escuchar tres temas de Pavement para descubrir con incredulidad y la vez admiración la manera como Malkmus y sus asociados metían, sin pensarlo demasiado, a Sonic Youth, The Velvet Underground y The Beatles en una especie de licuadora sónica, a máxima revolución, sirviéndonos un batido musical abrasivo, estimulante y cargado de buen sabor.

Lo sabroso viene por cuenta de dos condimentos. La demencial manera en que la banda toma y lanza, sin aviso y con irrespeto total de la lógica, referencias y guiños a cualquier género popular medio emparentado con el pop y el rock -y cómo estos tipos parecen tan cómodos tocándolo- …y la voz de Malkmus. Tal y como confesó alguna vez, este tipo quizás no tenga realmente voz de cantante; “…pero le saco el mejor provecho”, decía. Y no mentía: su voz salta, revolotea, se lamenta inconsolable o grita rabiosa; sube, baja y se retuerce, pero además con tanto humor… Malkmus, más que cantar, juega; no se toma nunca demasiado en serio y prefiere burlarse de sí mismo, como para no aburrirse.

Quizás por esto Pavement siempre será de admirar, pero quizás nunca salga de ese limbo entre mega banda de culto e interesante rareza musical. Nunca serán leyenda, ni curiosidad alternativa, simplemente de esos pocos grupos con los que siempre se la pasará uno muy bien. Gracias a Dios.

Si esto ya suena interesante y tentador, pensemos entonces que Wowee Zowee (editado originalmente en 1995) es a la vez, quizás lo más “rockero” y “ecléctico” que Pavement tiene en su catálogo y tendremos una idea del viaje que nos espera con la reedición de este trabajo ¿clásico?: ruido, guitarras, ritmos sorpresivos y repentinos, locura y buena vibra, sin piedad ni descanso. Puro Malkmus, puro Pavement.

A Favor: Nada habla mejor sobre Pavement que “tripearse” cualquier cosa de ellos por unos pocos minutos. Suficiente para generar una adicción que nunca se aplaca, y esta edición incluye, de paso, un CD “de ñapa” con grabaciones en sesiones y demás rarezas adicionales que no dejan duda de que aún estos tipos están de alguna manera adelante del momento. De modo que lo único que queda es advertir a quien se quiera iniciar en Pavement con esta única colección de temas que se preparen para lo inesperado… y para enviar a algunas de sus viejas bandas favoritas a la papelera del olvido.

En Contra: Wowee Zowee tiene un talón de Aquiles relativo: son sólo temas, metidos en un mismo trabajo, como si de una colección de Grandes Éxitos se tratase. Pero ese asunto del disco concepto no le va ha ido nunca a estos tipos, si acaso todo el grueso de su producción musical es un concepto en sí. Sólo se frustrarán los muy malhumorados, o aquellos proclives a la seriedad y la trascendencia en el rock.

Veredicto: Sin ser uno de los trabajos capitales de la banda (para mayor información escuchar Crooked Rain), este agregado de temas se vive y saborea de comienzo a fin como un manjar sin desperdicio, en gran medida porque es como pasearse haciendo zapping con el remoto de la TV, un día en el que por casual y única conjunción cósmica, estuvieran transmitiendo pedazos de todas tus películas favoritas. Pavement no se pega demasiado en ningún pasaje, interrumpe algo de repente sin pedirnos permiso, nunca son pretenciosos, y la producción es de altura pero sin llegar nunca a domesticar la energía vivaz de la banda. Entretenimiento, fiereza e inteligencia garantizados por partes iguales.

[osp]3.5[/osp]

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