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(Crítica) "Safe Heaven": otro intento fallido de Nicholas Sparks

"Safe Heaven se transforma en una historia completamente edulcorada, carente de conflicto y que terminará aburriendo hasta a las chicas más sentimentales."

"Safe Heaven se transforma en una historia completamente edulcorada, carente de conflicto y que terminará aburriendo hasta a las chicas más sentimentales."

Por Luis Bond

El romance es un género que fácilmente cae en el cliché. Hemos visto miles de historias de chico y chica se conocen, pero son pocas las que trascienden. El éxito recae en el delicado equilibrio entre el drama y la ternura. Si abusamos de lo primero tenemos una novela, si se nos va la mano en lo segundo tenemos una cinta llena de lugares comunes y momentos cursis forzados. Safe Heaven, no es la excepción a la regla y se transforma en una historia completamente edulcorada, carente de conflicto y que terminará aburriendo hasta a las chicas más sentimentales.

La historia comienza cuando Erin (Julianne Hough) huye a mitad de la noche, perseguida por la policía, al haber cometido un crimen. Luego de burlar a las autoridades en una parada de autobuses llega a un pueblo a comenzar su vida desde cero. Se cambia el nombre a Katie y trabaja como mesera en un restaurante. Adquiere una casa retirada del sitio y lentamente se establece en el lugar. Un día, conoce a Alex (Josh Duhamel), un viudo que trabaja llevando una tienda y gasolinera con sus dos hijos pequeños Josh (Noah Lomax) y Lexie (Mimi Kirkland). Katie comienza a frecuentar a Alex, se gana el cariño de sus hijos y lentamente surge un romance entre ambos. Paralelo a esto Tierney (David Lyons), un policía obsesionado por encontrar a Katie por el supuesto crimen que cometió, le sigue los pasos lentamente.

El problema principal de Safe Heaven es la carencia absoluta de conflicto. Si algo hace que un romance trascienda (tanto en la vida real como en la ficción) son los problemas que le dan fuerza a la pareja para mantenerse unida. Lo que sobra en The Notebook (por hablar del mismo autor), hace falta en Safe Heaven: tenemos dos horas de planos bonitos, chico y chica sonriendo y felices. El máximo problema que tienen los protagonistas son discusiones tontas y forzadas entre ellos y que en algún momento uno de los hijos de Alex no acepta a Katie por sentir que será su madre sustituta (conflicto que dura dos escenas y se resuelve solo). La película nos expone a dos horas de postales románticas, momentos cliché y sin ningún tipo de profundidad dramática. Soy un tipo terriblemente cursi, pero Nicholas Sparks abusa de los lugares comunes y termina aburriendo con más de lo mismo. El director, por otro lado, saca lo mejor de los actores y las locaciones, opacando a un guión plano con una puesta en escena hermosa. La premisa, trabajada de otra forma y en manos del mismo director, daba para algo mejor.

Lo mejor: Julianne Hough es hermosa y la cámara saca provecho de esto. La fotografía de la película (sumado a las locaciones: mitad bosque, mitad playa) hace que cada plano sea atractivo. Algunas escenas románticas, aunque repetidas mil veces en varias películas, son simpáticas gracias a la pericia del director.

Lo peor: Su carencia de conflicto y, por ende, su excesiva duración. La vuelta de tuerca del final: cambia por completo el código que la película venía manejando. Que llegue a Venezuela antes que la película anterior de Lasse Hallstrom (Salmon Fishing in the Yemen, una historia que si valía la pena ver en pantalla grande).

Veredicto: Nicholas Sparks debería dejar de escribir y sacar películas todos los años. Su carrera en la gran pantalla se inmortalizó gracias al clásico instantáneo The Notebook, pero en cada historia nueva que lleva a la cartelera va agotando más y más la formula. El romance no son postales bonitas y frases cursis: nos hace falta drama. Le doy 2/5.

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