Por Luis Bond
Para todos los fanáticos de Quentin Tarantino la realización de una película como Django era cuestión de tiempo. Desde momentos en Reseirvor Dogs hasta escenas completas en Kill Bill, Tarantino ha coqueteado con la estética del Western durante toda su filmografía. Por supuesto, Djangono es la típica película del lejano oeste, su puesta en escena y guion es una mezcla de muchos géneros y convenciones (al mejor estilo Tarantino) que la transforman en algo único.
Ambientada en el sur de los Estados Unidos y un par de años antes de la Guerra Civil, la historia comienza cuando Dr. King Schultz (Christoph Waltz), un caza recompensas alemán, libera a Django (Jamie Foxx) para que lo ayudé a identificar a unos asesinos que debe eliminar. Durante este proceso se establece una amistad entre el educado y sensible Schultz y el imponente Django quien demuestra que no es el típico esclavo tonto e insolente que la gente blanca cree. Schultz le concede la libertad a Django y este le pide que lo ayude a conseguir a su amada Broomhilda (Kerry Washington) -su esposa que le fue arrebatada y vendida a otros dueños-. Conmovido por la historia de Django (y su similitud con el mito de Sigfrido), Schultz y su nuevo compañero se embarcarán en una aventura para rescatar a Broomhilda que los llevará al reinado de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) una suerte de sibarita psicopático amante de las peleas entre esclavos y dueño de una de las plantaciones más grandes de todo Mississippi.
Bajo una excusa histórica (al igual que Bastardos sin gloria), Tarantino vuelve a esgrimir su argumento de venganza para desnudar con su narrativa irónica uno de los momentos más oscuros de la historia Norteamericana. Aunque Django es una película en apariencia muy cruda, Tarantino mezcla violencia y humor como sólo él puede hacerlo descontextualizando dramáticamente las acciones y creando escenas memorables donde no sabemos si reír o quedarnos en shock (artificio típico de él, dicho sea de paso). Al igual que Bastardos sin gloria, Django nos da una bofetada mostrándonos una realidad completamente brutal, una época que muchos desean olvidar, pero cuya dureza se ve matizada por la historia de redención del esclavo y así se nos hace mucho más digerible. Tarantino quiere enseñarnos lo absurdos y violentos que podemos llegar a ser, pero siempre protegiéndonos con el escudo de la risa, el homenaje al cine clásico y una poesía visual muy refinada (lejana de esa estética descuidada de sus primeros trabajos), dejando un sabor agridulce en nuestra conciencia. Una de sus mejores películas, sin lugar a dudas.
A favor: El papel de Leonardo DiCaprio, de lo más relevante que ha hecho en su vida. La pareja de Foxx y Waltz destila tanta química como la de Travolta y Jackson en Pulp Fiction. El soundtrackde la película es de los mejores de toda la filmografía de Tarantino.
En contra: Por momentos se hace larga, le sobran unos cuantos minutos. Hacia el final la película se diluye y divaga, pero luego toma fuerza y termina como debe ser.
Veredicto: Si Pulp Fiction tiene 5 estrellas y Bastardos sin gloria 4.5,Django se gana un merecido 4 en la escala “Tarantino”. No apta para estómagos sensibles.
