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La gran aventura lego: Madurar hacia la infancia

Critica de la pelicula "La Gran Aventura Lego" dirigida por Phil Lord y Christopher Miller

Por Luis Bond

Las películas animadas en la actualidad, gracias al ingenio de Pixar y Dreamworks, han acostumbrado al público a disfrutar de una doble lectura. Mientras que en Up los niños se deleitan con animales y colores exóticos, los adultos estamos llorando y aprendiendo a lidiar con la pérdida; en Wall-E los más pequeños alucinan con el espacio y sus simpáticos protagonistas mientras que los mayores vemos una dura crítica social. La labor es complicada: hay que escribir una historia orientada a niños con una doble lectura para los adultos. La gran aventura Lego, hace está misma labor, pero de forma inversa: es una película orientada a los adultos, pero con un empaque infantil, haciendo que el trabajo sea todavía más complicado. Es un film pensado para esas generaciones que crecieron armando figuras con Legos y que hoy son mayores y/o padres que sentirán nostalgia desde que comienza la proyección en la sala de cine. Una película que fácilmente podría ser un comercial largo, desde el primer momento se autoparodia, criticando a la sociedad y ganándose nuestra simpatía al demostrarnos que va más allá de lo evidente.

La gran aventura Lego nos cuenta la historia de Emmet (Chris Pratt), un Lego constructor como cualquier otro quien lleva una vida bastante aburrida y que vive su rutina basado en reglas para poder convivir y encajar con todos. Un buen día, Emmet conoce a FreeStyle (Elizabeth Banks), una chica completamente diferente a los Legos que viven en su vecindario. Intentando acercarse a ella, Emmet cae en un hueco y se adhiere a su espalda una pieza bastante rara. Desde ese momento, comienza a ser perseguido por El policía malo (Liam Neeson) y El señor negocios (Will Ferrel), quienes desean conseguir dicho objeto al ser el único que podría frustrar sus malévolos planes de acabar con el universo Lego. En el proceso, Emmet contará con la ayuda de El mago Vitruvius (Morgan Freeman), Batman (Will Arnett), Unikitty (Alison Brie) y otros personajes que le harán descubrir que él no es tan común como parece y que realmente podría ser el elegido para salvar el universo Lego.

Cuando parecía que habíamos visto todas las propuestas de animación posible (tanto en argumentos como en puesta en escena), La gran aventura Lego llega con una mirada completamente fresca. Más allá de su ritmo agresivo, narrativa y visualmente hablando, la película tiene un feeling bastante infantil: exagerado, surreal, errático, como si del juego de un niño se tratara. Es un film tan particular que al principio cuesta conectarse con él, pero una vez que te sumerges en su mundo es imposible no disfrutar de su humor bizarro y único. Para muchos será un flashback directo a la infancia, no sólo por las figuras y los cameos versión Lego de personajes del mundo de la ficción, si no por toda la dinámica de la historia. Las referencias con clásicos del cine como Matrix, Terminator 2, Star Wars, entre otros hacen que La gran aventura Lego sea un deleite de metacinematografía. Desde su crítica lucida y la autoparodia, utilizando sus formas geométricas, nos advierte del peligro de vivir en una sociedad que es realmente cuadrada y que castiga la originalidad. Así como la saga de Toy Story nos hizo reflexionar acerca de la madurez, La gran aventura Lego propone conectarnos de nuevo con nuestra infancia, recuperando a ese niño que todavía llevamos dentro y al que la rutina, las normas y el pensamiento estructurado termina mermando. Una película hermosa que obliga a reflexionar respecto a la creatividad y lo que hace especial a cada persona (algo que es cada vez más raro observar en la gran pantalla).

Lo mejor: su humor negro único, cargado de crítica social y autoparodia. Los cameos de personajes famosos, dibujos animados, súper héroes y películas. Su propuesta estética y narrativa es única: jamás aburre y nunca se sabe cuál será el rumbo de la historia.

Lo malo: probablemente, la última media hora desoriente a las mentes más cuadradas. Aunque siempre prefiero ver las películas animadas dobladas al español, es una pena no tener la opción de poder disfrutar de las voces originales en inglés (y su cast de lujo).

Veredicto: La gran aventura Lego es una película arriesgada, al mejor estilo de Pixar en sus mejores momentos. Es inteligente, crítica, graciosa, profunda, construye un universo único y es un flashback a nuestra infancia. De lo mejor del cine animado contemporáneo, le doy 5/5.

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